Como ministerio, Propiedad de Dios creemos en la plena autoridad de la Biblia como Palabra inspirada de Dios.
Que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida y que nadie llega al Padre, sino por Él.
Juan 14:6
Jesús nació de una virgen.
Mateo 1:23
Él era Dios en la carne cuando caminó sobre la Tierra.
Juan 1:1-3
Él vivió una vida sin pecado llena de milagros.
Juan 21:24-25
Él dio Su vida por nosotros, murió en una cruz de madera, Su cuerpo fue enterrado en una tumba.
Romanos 5:8
¡Resucitó tres días después!
Mateo 28:6
Él vive en nuestros corazones.
1 Corintios 6:19
Somos el cuerpo de Cristo, y Él vive hoy a través de nosotros en la Tierra.
2 Corintios 5:20
Él vendrá otra vez para aquellos que lo aman y lo han recibido como su Salvador.
Juan 14:3
VER UN AVIVAMIENTO DE LA IGLESIA DENTRO Y FUERA DE LA PRISIÓN QUE TRAIGA JUSTICIA, MISERICORDIA Y ESPERANZA A NUESTRA FAMILIA EN CRISTO.
Propiedad de Dios cree que un enfoque restaurativo para las personas afectadas por el encarcelamiento puede hacer que las comunidades sean más seguras y saludables. Nuestro ministerio se basa en la convicción de que todas las personas son creadas a imagen de Dios y que ninguna vida está fuera del alcance de Dios. Él puede hacer que incluso las personas y las situaciones más destrozadas vuelvan a estar completas. A medida que adoptan nuevos valores en una comunidad restaurativa, aquellos que alguna vez infringieron la ley se transforman y se movilizan para servir a sus vecinos, reemplazando el ciclo del crimen con un ciclo de renovación.
¿Existe un precedente bíblico para el ministerio en prisión? ¿Quiere Jesús verdaderamente que sus seguidores vayan tras las rejas y ministren a personas que han cometido delitos graves? A continuación, se presentan 10 versículos bíblicos relevantes que muestran cómo el plan de salvación de Dios se extiende tras los muros de la prisión a aquellos que la sociedad ha condenado.
Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados, saca a los cautivos con cánticos, pero los rebeldes habitan en tierra abrasada por el sol.
El Señor escucha a los necesitados y no desprecia a su pueblo cautivo.
El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a vendar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad a los cautivos, y a los prisioneros apertura del juicio; a predicar el año agradable del Señor, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados, a dar provisiones a los afligidos de Sión, a darles corona de hermosura en lugar de ceniza, óleo de alegría en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu abatido.
Serán llamados robles de justicia, plantío de Jehová, para manifestación de su gloria.
"Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."
"Entonces los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a visitarte?'
«El Rey les responderá: “En verdad les digo que en cuanto lo hicieron con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hicieron”.
Jesús les respondió: «No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»
Por tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu que da vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que para la ley era imposible, por ser débil a causa de la carne, Dios lo hizo, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado para ser ofrecido como ofrenda por el pecado, y condenó al pecado en la carne.
Amaos unos a otros con amor. Honraos unos a otros por encima de vosotros mismos. Nunca perdáis el celo, sino conservad el fervor espiritual, sirviendo al Señor. Sean alegres en la esperanza, pacientes en la tribulación, fieles en la oración. Compartan con el pueblo de Dios que está en necesidad. Practiquen la hospitalidad.
Bendigan a quienes los persiguen; bendigan y no maldigan. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Vivid en armonía unos con otros. No seáis orgullosos, sino estad dispuestos a asociaros con los de baja posición. No seáis vanidosos.
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Amándose unos a otros como hermanos. No se olviden de la hospitalidad, porque algunos, sin saberlo, han hospedado a ángeles. Recuerden a los presos, como si estuvieran presos con ellos, y a los maltratados, como si estuvieran sufriendo ustedes mismos.
La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo.
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